En el fútbol, los pronósticos no siempre se cumplen. Hay eventos en los que un equipo parte como absoluto favorito pero termina cayendo, tal vez en parte por culpa de esas expectativas. Argentina se postulaba hace un mes como una de las selecciones con mayores posibilidades de ganar la Copa del Mundo de Qatar 2022. Sin embargo, el primer partido contra Arabia Saudí terminó en derrota, y aquello provocó que muchos dejaran de creer en la Albiceleste y sus posibilidades. Hoy deben estar lamentándolo.
Lionel Messi llegaba al Mundial de Qatar sabiendo que era su última gran oportunidad para obtener el mayor título internacional de selecciones. Comandó a su selección en todo el torneo, consiguiendo además ser el mejor jugador del campeonato. Y ayer rubricó su nombre en letras de oro como el mejor jugador de todos los tiempos, venciendo en una final intensa y espectacular ante Francia. Argentina volvía a ganar un Mundial casi cuatro décadas después. Ahora sin Diego, pero con un Leo Messi que ya está, sin lugar a dudas, a la altura de la leyenda.
Francia fue un oponente más que digno, logró remontar el partido en dos ocasiones y solo los penaltis la privaron de revalidar su título. Mbappe, Bota de Oro del torneo, jugó su segunda final en cuatro años. Mirando con perspectiva, parece impensable que haya algún otro jugador que pueda recoger el testigo de Messi. El futuro es de Mbappé, pero el presente solo tiene un nombre.